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martes, 21 de abril de 2015

El Garbancillo (Astragalus gines-lopezii).



El género Astragalus es, con sus cerca de 3000 especies, el género más abundante dentro de las plantas con flor. Su distribución cosmopolita, ausente sólo en Oceanía y la Antártida, habla de un origen antiguo.

A veces me pregunto si un género con 3000 especies y una distribución tan amplia es un “diseño” de éxito o más bien una “buena chapuza”. Parece que las poblaciones de Astragalus tienen problemas de dispersión y esto, con el tiempo, ha dado lugar a centenares de poblaciones aisladas, que han originado los endemismos de distribución limitada que conocemos hoy.


Aunque la Península Ibérica, con sólo 42 especies, se sitúa en uno de los bordes del área de distribución del género y a años luz de la riqueza del centro de Asia, con sus más de 1000 especies, casi parece que es sólo cuestión de tiempo tener un endemismo exclusivo de Astragalus en la puerta de casa. El extremeño es Astragalus gines-lopezii, presente con unos 1000 individuos en dos localidades próximas del centro calizo de Badajoz.

sábado, 4 de abril de 2015

La flor del Erodium mouretii.

Detalle de flor de Erodium mouretii con gotitas de néctar. Sierra de San Pedro, Cáceres.


Que el Erodium mouretii es una de las joyas de la flora extremeña ya lo he dicho aquí más de una vez, que es una de mis plantas favoritas también. Como una cosa lleva a la otra, también es una de las plantas a las que más horas he dedicado.

Zoofilia es un término que, hoy día, está muy estigmatizado por las curiosas aficiones de algunas personas. Con todo, lo prefiero a zoogamia o zoidiofilia. En realidad lo que el Erodio hace es usar animales (insectos) para su reproducción (polinización) y parece que no lo hace nada mal.

Flores de Erodium mouretii. Sierra de San Pedro, Cáceres.


He observado flores de Erodio casi todos los meses del año (salvo agosto) y con ellas frutos cuajados. Pero es a finales del invierno cuando se produce la mayor explosión en la floración de esta especie, coincidiendo en su entorno con prados de narcisos y jacintos, especies claramente especializadas en captar insectos para su polinización, que emplean potentes aromas atrayentes. Pese a ello, y pese a frecuentar enclaves sombreados en paredes rocosas, al Erodio no parecen faltarle visitantes. La lista es grande y abarca moscas, abejas y mariposas.


Mirando una flor de Erodio uno se da cuenta que está perfectamente diseñada para su misión. Lo primero a destacar es que sus flores pueden aguantar una semana, lo que amplia sus posibilidades. El color principal es el blanco reflectante, que las hace visibles en las paredes donde habita. Tiene señales de néctar púrpura-violeta, un color muy adecuado para casi todos los bichos, y sus nectarios producen una enorme cantidad de un néctar muy viscoso, que debe contener mucha azúcar. Este néctar además está muy expuesto, por lo que basta un equipo básico para llegar a él. Los estambres, con las anteras cargados de polen pegajoso, serán rozados con seguridad por cualquier bicho que intente acceder al néctar, pero sin abusar, como ocurre en otras plantas. Al madurar la flor, los pistilos se abrirán y será muy fácil que un insecto cargado de polen los roce. 
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