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miércoles, 31 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO 2015


En tiempos revueltos lo mejor es arrimarse a algo verdaderamente sólido, como esta vieja encina hurdana. Cuando se las respeta, las encinas se muestran como lo que son: los más duros de los robles. Que todos tengáis vuestra encina este año.


FELIZ AÑO 2015

viernes, 26 de diciembre de 2014

PIQUITUERTO NAVIDEÑO.



Aprovechando la calma entre la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, salimos a despejarnos y a que nos diera un poco de fresco en la cara. Acompañado de mi cuñado y mi sobrino nos dirigimos a unos pinares de Pino silvestre del Valle del Jerte, a buscar pajarillos de bosque. Se suponía que yo debía guiar esa excursión, pero resultó que los verderones serranos (2 ó 3) los encontró mi sobrino y que los perdimos gracias a que yo me entretuve con un Reyezuelo sencillo, al que ingenuamente intenté fotografiar. Faltaban los habituales piquituertos, pero era hora de regresar a las labores gastronómicas. De pronto, mi cuñado se quedó de muestra como uno de esos perros de caza señalando a una ramilla baja de un joven castaño que crecía entre los pinos. Era una hembra de Piquituerto. Como es un pájaro confiado nos acercamos a ella con cuidado y la observamos un rato a placer, mientras recogía piñas del suelo para comerse los piñones en alguna ramilla baja. Fue una pena tener que dejarla tan pronto, pero así dará más gusto la próxima vez. Pero antes de marchar, un grupito de rabilargos “termomediterráneos” rompió la magia boreal de este paseo.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Badajoz secreto.



Aún reconociendo que la fotografía es una herramienta que permite manipular la realidad con relativa facilidad, la imagen que os muestro se tomó al cruzar un pequeño arroyo de las sierras del suroeste de Badajoz en primavera. Sin buscar encuadres “favorecedores”.

Como el tema de la biogeografía de las plantas me apasiona, estas pequeñas sierras del entorno de Jerez de los Caballeros (Badajoz) siempre me han resultado especialmente atrayentes. La razón es que, pese a su escaso relieve, son auténticas atrapa-lluvias al ser uno de los primeros obstáculos con los que se encuentran los frentes atlánticos al penetrar en la Península Ibérica por el suroeste. Gracias a esto una vez formaron parte de un puente que, incluyendo a otras pequeñas sierras portuguesas, permitió que la flora atlántica y eurosiberiana saltara del Sistema Central a Sierra Morena. Así se explican los restos de la presencia de abedules en el Valle de Santa Ana durante el período postglacial hace unos 9.000 años.


Hoy día son pequeños vestigios lo que queda de aquellos ambientes más frescos y húmedos, pequeños castañares y pequeñas vaguadas orientadas al norte. Allí aún se pueden encontrar algunas especies “exóticas” en la provincia de Badajoz como Roble carballo (Quercus robur) o Dactylorhiza sulphurea, junto a otras especies hoy muy escasas por sus mayores requerimientos hídricos como Quejigueta (Quercus lusitanica), Quejigo moro (Quercus canariensis), Limodorum trabutianum, etc.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Majada de Gredos en La Vera cacereña.



Mucho antes de que naciera Calatrava los cabreros de Gredos ya eran capaces de crear edificios de gran belleza y funcionalidad. La habitabilidad para nuestros estándares actuales no es mucho mejor que la de un moderno edificio de diseño, pero hay que tener en cuenta que muy rara vez el proyecto de una majada superaba los 20 millones de euros…

Impresiona lo simple de su construcción, sin concesiones, mampuestos vistos de granito con grandes esquineras y cargaderos de castaño en los huecos, que serán únicamente las puertas. Orientada al sur, de una planta con doblao y corral adosado más bajo en la parte delantera. De esta manera la vivienda no sombrea al ganado en invierno y los arrastres de desperdicios del ganado con la lluvia y la nieve no entran en la misma. Emparrado en la puerta para tomar el sol y, como lujo, un cerezo al pie del huerto con castaños.

En estas majadas a media ladera, en los robledales, pasaban el invierno los cabreros dejando en las zonas altas los chozos de verano y practicando la trastermitancia, un sistema de explotación altitudinal y estacional de los pastos con recorridos rara vez superiores a los 10 km.


Yo viendo esta casa sólo puedo pensar en 10 ó 12 libros, varias arrobas de vino, queso de cabra y tasajos. Un Walden verato.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Escribano Montesino/Rock Bunting (Emberiza cia) y Cogujada Montesina/Thekla Lark (Galerida theklae).

Cogujada Montesina


Me he sentido como Felipe II por unas pocas horas y espero no acostumbrarme. Me lo he encontrado todo preparado y sólo he tenido que poner la cámara, muchas gracias. Mi falta de experiencia en estos asuntos, mi desconocimiento del sitio, unas condiciones poco adecuadas de luz y personas en el entorno no prometían nada favorable, pero aún así pude disfrutar un rato.

Escribano Montesino



Curiosamente las dos especies que pude fotografiar llevaban el mismo apellido. El usar cosas de otros (y mi inexperiencia) a veces juega malas pasadas y yo lo pude comprobar casi de inmediato cuando descubrí con horror que todos los posaderos estaban mal posicionados respecto a mí. Otra vez no se me olvida comprobar esto, seguro.

domingo, 23 de noviembre de 2014

RECUERDOS ODONATOLÓGICOS: LA PERDIGONÁ.


Onychogompus uncatus. El saltarrocas de garganta.


Ayer, comiendo con unos compañeros durante el V encuentro de blogueros de Extremadura, recordé una anécdota de mis primeros tiempos con las libélulas, hace ya muuuchos años.

Mientras mis amigos reposaban la resaca durante la siesta, yo me dediqué a rebuscar libélulas en la garganta cercana metido en el agua hasta las rodillas, habíamos acampado cerca de Jarandilla, donde por casualidades del destino se celebraban las fiestas esos días.

Mi movimientos debían resultar patosos y cómicos, con los pies doloridos por los cantos rodados pero evitando moverme bruscamente para no asustar aún más a los caballitos del diablo y otras libélulas. Eso debió ser demasiado para un cabrero que descansaba a la sombra de la garganta y se acercó hasta donde me encontraba.

-       -  Buenas ¿qué hacemos?
-      - Ummm, intento ver que libélulas son estas, pero con tanto calor están como avispas y no paran.


No hubo más palabras, el cabrero se agachó, agarró un puñado de arena gruesa de la orilla y lo lanzó hacia una libélula que venía hacia nosotros en vuelo rasante. Un disparo certero y la perdigonada frenó en seco a la libélula, que cayó al agua. La miré con cara de asombro, flotando muerta con sus alas llenas de desgarros, luego miré al cabrero que, mientras se marchaba en silencio, parecía decirme con su gesto “ahí la tienes”. Creo que ese fue el día en que decidí incluir una manga entomológica en mi equipo.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Un paseo invernal por las Sierras Centrales de Badajoz.

Panel principal del abrigo de La Calderita. La Zarza (Badajoz).

Hay algo mágico en sentarse en el mismo lugar en el que lo hizo un humano de hace unos 4.000 años y observar el mismo entorno. Es inevitable meterse en la cabeza de esa persona y, aunque todo ha cambiado, las grandes líneas maestras del paisaje aún se pueden apreciar tal y como ella las vio: los llanos, los ríos, los riscos, etc. Si además en ese lugar han dejado huellas de su arte, nuestros ojos se esforzarán aún más e intentarán leer hasta el último detalle del lugar en un vano intento de interpretar la mente de aquella gente del Calcolítico.

El Erodium mouretii es la estrella botánica de estas sierras. Sierra de La Zarza (Badajoz).

La parte de las sierras centrales de Badajoz más próximas a Mérida, entre La Zarza y Arroyo de San Serván, nos ofrecen algunas buenas oportunidades de observar esas extrañas pinturas esquemáticas de tintes rojizos a las que los arqueólogos dan extraños nombres como ancoriformes, halteriformes, ramiformes, etc. y que en realidad son distintas maneras de representar la figura humana. Sería suficiente este motivo para acercarse a ellas y darse un tranquilo paseo, pero es que además en el mismo paseo podremos disfrutar de una de las comunidades florísticas más interesantes de Extremadura.

La Sierra de Alange con su castillo vista desde La Calderita (La Zarza).

El final de invierno es la mejor época para poder disfrutar plenamente de esta zona, pues no solamente se observarán mejor las pinturas, el paisaje se nos mostrará en su mayor esplendor, las sierras estarán repletas de humedad y la floración de estas bellísimas plantas de roca estará en su máximo apogeo. Realmente se podría hablar de jardines colgantes con grandes grupos de dos de nuestros narcisos más bellos: Narciso de roca blanco (Narcissus cantabricus) sobre las rocas y prados de Narciso pálido (Narcissus triandrus subsp. pallidulus) al pie de los cantiles, junto al híbrido de ambos. Pero las estrellas del lugar son las especies endémicas, empezando por el Relojillo de roca (Erodium mouretii), del que sólo se conocen en Europa un puñado de poblaciones en Badajoz junto a otras dos en Huelva y Cáceres. Fuera de aquí toda su distribución mundial se reduce a unas pequeñas sierras de Marruecos (que a buen seguro será otra subespecie distinta no descrita, si no otra especie). La Escrofularia de las Sierras Centrales (Scrophularia oxyrhyncha) es la otra gran joya de estas sierras, que sólo podremos encontrar en la alineación de sierras cuarcíticas que recorre  Badajoz, Córdoba y Ciudad Real. La primera ocupa repisas y fisuras terrosas de donde cuelgan sus flores blancas con nervios violetas y la segunda al pie de los cantiles, donde llama la atención por sus florecillas rojas. Encontraremos también las compactas y redondeadas matitas pegadas a la roca y cubiertas de flores azuladas del Botón azul de Sierra Morena (Jasione crispa subsp mariana) y próximas a ellas otras matitas menos compactas del Botón azul oretano (Jasione crispa subsp. tomentosa), que nos dan una idea del cruce de caminos que son estas sierras. No faltarán en estas paredes helechos como los bellísimos Polipodios (Polypodium cambricum) de las umbrías o los peludos Helechos lanudos (Cosentinia vellea) de las solanas, ni las elegantes Dedaleras (Digitalis thapsi).

Scrophularia oxyrhyncha. Sierra de Arroyo (Arroyo de San Serván).



Narcissus cantabricus. Sierra de Arroyo (Mérida).

Nuestro paseo invernal tendrá una última recompensa, ya que será fácil observar moviéndose entre los riscos de las zonas altas a pequeños grupos de Acentores alpinos (Prunella collaris), un ave de alta montaña que pasa el invierno por aquí.





miércoles, 5 de noviembre de 2014

Los robles de La Montaña (Cáceres).

Rebollo rodeado de lentiscos y coscojas.

El roble rebollo (Quercus pyrenaica) es considerado en Extremadura como un buen indicador del piso bioclimático supramediterráneo, que se podría definir, en lo climatológico, como la frontera entre lo mediterráneo y lo atlántico. Vale.

Lo cierto es que hay rebollares que no parece tan claro que se encuentren en esa frontera climatológica, hacen trampa y ocupan enclaves donde la orientación o la humedad del suelo modifican las condiciones climatológicas. Aunque pensándolo bien casi todos los rebollares extremeños usan la altitud con el mismo objetivo.

La ciudad de Cáceres vista desde los robles.

Por último, hay pequeños rodalillos de rebollos en lugares tan extraños como pueda ser La Serena, cuya explicación se complica más. Aquí, aunque la idea de una reliquia sea la más atractiva, no se puede descartar la intervención animal como origen.

Rebollos en la "selva" mediterránea.


Uno de esos rodalillos aparece en la solana de La Montaña, al borde de la ciudad de Cáceres y a unos 450 m.s.n.m. en pleno mesomediterráneo. Se trata de un pequeño grupo de 7 individuos arbóreos de diversas edades (al parecer había algún ejemplar más hace pocos años) que ocupan una calleja que baja de la sierra. Una calleja que por su carácter público se ha mantenido un poco al margen de la urbanización alegal de la zona. Llama la atención el gran tamaño de sus hojas y sobretodo sus acompañantes, pues pocas veces se podrá ver un rebollo entre lentiscos y coscojas. También hay alcornoques, madroños, olivillas, poleo y restos de un antiguo olivar.

jueves, 23 de octubre de 2014

La Hierba cabruna (Galega cirujanoi)



Las galegas son unas especies ampliamente cultivadas en el Mediterráneo desde antiguo, su reconocida capacidad para incrementar la producción de leche, especialmente en las cabras, animal mediterráneo por excelencia, es la gran responsable de esto. Hay que reconocer que a la vista son extraordinariamente apetecibles y no hace falta ser una cabra.

En Extremadura se daba por hecho que las Galegas que aparecían en Badajoz eran restos de antiguos cultivos o poblaciones cimarronas, bien de Galega officinalis, bien de Galega orientalis. No es hasta 1999 cuando García Murillo y Talavera describen con ejemplares de la Sierra de Aracena (Huelva) a la Galaga cirujanoi, en honor al gran botánico Santos Cirujano Bracamonte. Para ello utilizaron también material extremeño recogido en 1987 por Francisco Vázquez en Salvatierra de los Barros.

Su distribución conocida no se ha ampliado mucho desde entonces, ha ensanchado su área en Huelva y Badajoz y poco más. También aparece en las sierras litorales de la Estremadura portuguesa, donde algunos autores lusos la dan por introducida. Hablamos por tanto de un endemismo ibérico muy restringido y eso es algo que sorprende si tenemos en cuenta que no es una especie especialmente exigente en su ecología.

Posiblemente, al menos en Extremadura, su problema es que ocupa uno de los medios más castigados de nuestros campos, como son los pequeños arroyos que cruzan las zonas cultivadas. Allí, pese a ser una especie capaz de enseñarle los dientes a una larga colección de plantas nitrófilas, poco puede hacer frente a las permanentes transformaciones humanas de cauces y riberas y a los cañaverales cerrados fruto de unas aguas superfertilizadas.


Con ese aspecto de Wisteria tan atractivo y refinado esta es una de las plantas amenazadas más bonitas de Extremadura y es una alegría cuando te la encuentras en un arroyo con aguas apestosas por los residuos de los cerdos, parece que nos dice: “todavía no entrego la cuchara”.

sábado, 11 de octubre de 2014

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus).



Todavía no me he recuperado del shock que me produce el actual nombre científico de esta especie, no sólo es más complicado, también suena peor. Esto es algo que también debería tenerse en cuenta al dar un nombre, ya que por muy científico que sea no deja de ser un nombre.

A esta especie la he asociado durante toda mi vida a los pinares y era una especie que tenía por emblemática de lugares como Las Hurdes o Granadilla en el norte de Cáceres. Pero este ejemplar de la foto pertenece a esas poblaciones que viven tan panchas en las dehesas de alcornoque de la Sierra de San Pedro, entre Cáceres y Badajoz.


Es un pájaro con carácter y puestos a cambiar el nombre yo ya le hubiera cambiado también el común por Carbonero capuchino, pues es tan mandón como el Carbonero común, con el que no parece hacer buenas migas.

No me he podido resistir a poner una foto de Herrerillo común para comparar.

sábado, 4 de octubre de 2014

Día Mundial de las Aves: Pajareando por Valcorchero, Plasencia (Cáceres).

Si no existiera el Petirrojo habría que inventarlo.


El mero hecho de observar pájaros ya me parece una actividad respetable y debe haber tantas formas de pajarear como pajareros. Aunque me asombran esas proezas de pajareros que son capaces de conducir 12 horas para ver durante unos segundos un pájaro, de volar en invierno a un villorrio del norte de Alaska para ver un Escribano de McKay entre sucios barracones prefabricados, de identificar sólo por su voz a más de 1000 especies en las selvas sudamericana, de dedicar la vida a ver todas las aves del mundo como hace una familia suiza o de gastarse más de 100.000 € en viajes en un solo año para sumar especies en sus listas, creo que sería incapaz de tanta intensidad, por muy abultada que fuera mi billetera…y no por eso me siento menos pajarero.

Se me podría calificar como un pajarero tranquilo, seguramente por mis otras aficiones en el campo. Mi forma de pajarear favorita, sin dudas, es aquella en la que recorremos un buen tramo de monte bien conservado, sólo con prismáticos. Seguramente así no conseguiremos una cifra importante de especies y la mayoría de ellas serán de las consideradas comunes, cualquier parada a pie de coche con un telescopio en una charca de aguas residuales será más fructífera, pero para mí no es lo mismo. Por el contrario, con el tiempo tendremos tal cantidad de información que llegaremos a conocer casi cada territorio dentro de nuestros itinerarios favoritos y salir al campo será como ir a encontrarse con viejos conocidos, manteniendo la esperanza, eso sí, de encontrarnos algún día con alguna novedad interesante.

Mi lugar favorito para esta actividad ha sido desde siempre el Monte Valcorchero, Monte de Utilidad Pública, Paisaje Protegido y auténtica joya de Plasencia. Aquí las cifras de un paseo de 2-3 horas por un paisaje de bosque en transición del encinar al robledal sobre berrocal rondan las 30-35 especies, algunas de ellas bastante interesantes (aunque especies como el Milano real y la Collalba negra se encuentran actualmente al borde de su desaparición). Aunque he estado cerca, nunca he llegado a las 50 especies en un paseo. A continuación os dejo mi lista de aves para este lugar, sé que el número de especies será mayor, ahora mismo estoy recordando una cita de Avutarda del Agente de Medio Ambiente de esta zona, pero puede servir como base:


AVES DE VALCORCHERO (R=Reproducción segura, p= de paso; i= invernante)

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo) p
Garcilla bueyera (Bubulcus ibis)
Garceta (Egretta garzetta)
Garza real (Ardea cinerea)
Cigüeña negra (Ciconia nigra)
Cigüeña blanca (Ciconia ciconia)
Ánsar común (Anser anser) p
Ánade real (Anas platyrhynchos)
Halcón abejero (Pernis apivorus) R
Milano negro (Milvus migrans) R
Milano real (Milvus milvus) R
Alimoche (Neophron pernopterus) R
Buitre leonado (Gyps fulvus)
Buitre negro (Aegypius monachus)
Águila culebrera (Circaetus gallicus) R
Gavilán (Accipiter nisus) R
Ratonero común (Buteo buteo) R
Águila real (Aquila chrysaetos)
Águila calzada (Aquila pennatus) R
Cernícalo común (Falco tinnunculus)
Cernícalo primilla (Falco naumanni)
Alcotán (Falco columbarius) P
Halcón peregrino (Falco peregrinus)
Perdiz común (Alectoris rufa) R
Codorniz (Coturnix coturnix)
Grulla común (Grus grus) P
Avefría (Vanellus vanellus) i
Chorlitejo chico (Charadrius dubius)
Becada (Scolopax rusticola) i
Andarríos chico (Actitis hypoleucos)
Gaviota reidora (Larus ridibundus)
Gaviota sombría (Larus fuscus) p
Paloma torcaz (Columba palumbus) R
Tórtola turca (Streptopelia decaocto)
Tórtola (Streptopelia turtur)
Críalo (Clamator glandarius) R
Cuco (Cuculus canorus) R
Lechuza común (Tyto alba)
Autillo (Otus scops)
Búho real (Bubo bubo) R
Mochuelo (Athene noctua) R
Cárabo (Strix aluco) R
Chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis)
Vencejo común (Apus apus)
Abejaruco (Merops apiaster) R
Martín pescador (Alcedo atthis)
Abubilla (Upupa epops) R
Pico picapinos (Dendrocopos major) R
Pico menor (Dendrocopos minor)
Calandria (Melanocorypha calandra) R?
Cogujada común (Galerida cristata) R
Cogujada montesina (Galerida theklae)
Totovía (Lullula arborea) R
Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) R
Golondrina común (Hirundo rustica) R
Golondrina dáurica (Hirundo daurica) R
Avión común (Delichon urbica) R
Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea)
Lavandera blanca (Motacilla alba)
Bisbita común (Anthus pratensis) i
Chochín (Troglodytes troglodytes) R
Acentor común (Prunella modularis) i
Petirrojo (Erithacus rubecula) i/R?
Ruiseñor (Luscinia megarhynchos) R
Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) R
Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) p
Tarabilla común (Saxicola torquata) R
Collalba rubia (Oenanthe hispanica) R
Collalba negra (Oenanthe leucura) R
Collalba gris (Oenanthe oenanthe) P
Roquero solitario (Monticola solitarius) R
Mirlo común (Turdus merula) R
Zorzal alirrojo (Turdus iliacus) p
Zorzal común (Turdus philomelos) p
Zorzal charlo (Turdus viscivorus) R
Zorzal real (Turdus pilaris) p
Zarcero común (Hippolais polyglotta)
Buitrón (Cisticola juncidis) R
Curruca rabilarga (Sylvia undata) R
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) R
Curruca zarcera (Sylvia communis)
Curruca mirlona (Sylvia hortensis) R
Curruca capirotada (Sylvia atricapilla) R?
Mosquitero común (Phylloscopus collybita) p/i
Mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) R?
Mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) P
Reyezuelo listado (Regulus ignicapillus) R
Papamoscas gris (Muscicapa striata) R
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) P
Mito (Aegithalos caudatus) R
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) R
Carbonero común (Parus major) R
Trepador azul (Sitta europea) R
Agateador común (Certhia brachydactyla) R
Oropéndola (Oriolus oriolus)
Alcaudón real (Lanius meridionalis) R
Alcaudón común (Lanius senator) R
Arrendajo (Garrulus glandarius) R
Rabilargo (Cyanopica cyana) R
Urraca (Pica pica) R
Cuervo (Corvus corax) R
Grajilla (Corvus monedula)
Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
Estornino negro (Sturnus unicolor) R
Gorrión común (Passer domesticus) R
Gorrión chillón (Petronia petronia) R
Pinzón vulgar (Fringilla coelebs) R
Verdecillo (Serinus serinus) R
Verderón (Carduelis chloris) R
Jilguero (Carduelis carduelis) R
Pardillo (Carduelis cannabina) R
Picogordo (Coccothraustes coccothraustes) R
Escribano soteño (Emberiza cirlus) R
Escribano montesino (Emberiza cia) i
Triguero (Miliaria calandra)

jueves, 25 de septiembre de 2014

MOSQUITEROS EN EL JARDÍN

Mosquiteros musicales fotografiados desde la ventana de casa.


Después de cinco años recibiendo mosquiteros en mi casa cada otoño, este año los estaba echando de menos. Había empezado a pensar que el Papamosca cerrojillo que se ha asentado aquí, tomando un descanso de unos días en su migración, los estaba ahuyentando. Pero ayer ya vi el primero, uno común, que hoy está todavía por aquí (al igual que el cerrojillo).

Me encanta ver desde la ventana a estos pajarillos moverse entre los arbolillos de casa, beber en la fuente y buscar refugio para dormir. No puedo evitar imaginar su increíble viaje y al final siempre termino pensando si estos mosquiteros habrán entrado por el Puerto de Béjar o por el de Tornavacas y si habrán estado en algún momento en el “radar” de algún cazador nocturno.

Durante 8 años trabajé con murciélagos y aunque actualmente me encuentro retirado del gremio sigo teniendo a estas increíbles criaturas en mi cabeza y la razón por la que los mosquiteros de mi jardín me llevan a los murciélagos es bien sencilla: son su comida.

¿Todos esos años trabajando con ellos y sigo pecando de esos prejuicios hacia los murciélagos? Me temo que algo hay de eso, como en casi todo el mundo. Nadie ve mal que un hermoso Gavilán se coma cada día un bellísimo petirrojo o un herrerillo común, pero que un murciélago se coma un mosquitero tras capturarlo en vuelo nos despierta el morbo, incluso en los investigadores más experimentados.

Recuerdo cómo fue el descubrimiento de este comportamiento en el Nóctulo grande, entonces todavía llamado Nóctulo gigante, nombre que siempre he creído que cambió para evitar unir en la misma frase “gigante” con “cazar aves”. Dos entrañables ancianitas tenían su casa llena de comederos y cajas nidos y su jardín lleno de pajarillos, un buen día se encontraron un murciélago grandote en una caja nido con plumillas en la cara. Imaginaron que las plumas se habían adherido al murciélago al entrar en la caja. No obstante, los investigadores examinaron los excrementos y pudieron confirmar que había restos de pajarillos en ellos (no sé si tuvieron valor para comunicárselo a las dos abuelitas). Los análisis de excrementos se repitieron en más zonas y se confirmaba que los pajarillos formaban parte de la dieta de este murciélago.


Nyctalus lasiopterus. Hervás, Cáceres.


Comenzaron a aparecer fotografías bastante truculentas de nóctulos grandes con pajarillos en la boca (no quiero saber cómo se hicieron) e incluso los artículos científicos se adornaban con relatos del tipo “patas de petirrojo cayendo del cielo”. Parecía que tras años de intentar convencer de la bondad de los murciélagos estos al final eran unos bichos. Pero conviene no olvidar que la mayor parte de la dieta de esta especie de murciélago son las polillas, que ciertamente es complementada durante los pasos migratorios con pajarillos. Tampoco quiero olvidar que en un refugio de nóctulos grandes un día contamos más de 15 de estos murciélagos que compartían su estrecho hueco con un minúsculo murciélago Pipistrellus, que apenas era más grande que sus cabezas.


Por supuesto, como pudimos comprobar, los nóctulos grandes extremeños también comían pajarillos e incluso con algunos equipados con transmisor pudimos ver cómo patrullaban el Puerto de Béjar durante la época de migración. El mismo puerto que deben pasar dos veces al año “mis” mosquiteros.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

La Gregoria: Androsace vitaliana subsp. assoana.

Androsace vitaliana subsp. assoana. Sierra del Losar (Cáceres). 2.175 m.


No es difícil encontrar “parecidos razonables” a los endemismos gredenses entre las especies que ocupan la zona baja de la sierra, no en vano estas especies surgieron aquí a partir de especies locales. Esto es algo que no pasará con las plantas venidas de las montañas alpinas y asiáticas como Linaria alpina, Pulsatilla alpina o Androsace vitaliana, entre otras. Tal como yo lo veo, al pasear por estas sierras los endemismo me dicen que estoy en casa, pero son esas otras plantas las que me dicen que estoy en una montaña de verdad.

Cuando ya llevas unas horas caminando por la sierra todo esto se te olvida y comienzas a entender lo duro que debe ser para esas plantas de regiones alpinas adaptarse a unas montañas mediterráneas como la Sierra de Gredos, valoras más la suerte que tenemos de poder contemplar en ellas a ese puñado de plantas heroicas que se afanan en esquivar a cabras y cambio climático y, por qué no decirlo, te maldices por tenerlo tan complicado para disfrutarlas. En el caso de la Gregoria, una de las mayores rarezas de la flora extremeña, maldecir se queda corto, pues no creo que haya otra especie de flora en Extremadura que nos exija mayor esfuerzo para llegar hasta ella y al esfuerzo físico hay que unir la quemazón psicológica de comprobar que una planta que se encuentra en bordes de pistas o incluso taludes de carreteras en los Pirineos requiere aquí varias horas de caminata.




En el punto más alejado de cualquier pista de la Sierra del Losar de la Vera (Cáceres), por encima de los 2.170 m, nos encontramos con esta especie perteneciente a uno de los más nobles géneros de plantas alpinas: las Androsace o jazmines de roca. No son muchas, yo llegué a contar un año sólo 35 y no creo que su número llegue a los 100, en realidad no son más que la prolongación de una población abulense de unos 5.000-10.000 individuos, la única de la Sierra de Gredos y una de las dos únicas conocidas en el Sistema Central.

Tan aislada está en estas montañas que durante años se la consideró una subespecie endémica de Gredos, la subespecie aurelii, dedicada a Aurelio Delgado, montañero. Hoy día se vuelve a incluir a esta población en la subespecie assoana, la misma que está presente en Sierra Nevada, Guadarrama y el Rincón de Ademuz.


La Gregoria florece temprano, para lo que se estila entre las flores de alta montaña, y así podemos verla en flor desde finales de mayo a finales de junio, momento en que la especie se hace muy visible porque sus plantas se cubren completamente de flores amarillas, que destacan poderosamente en los grises medios rocosos que habita. Ocupa gleras estabilizadas junto a prados de cumbres (psicroxerófilos) en los que no penetra y siempre en las zonas más altas. Comparte su hábitat con Jurinea humilis, Plantago alpina, Sedum brevifolium, Biscutella valentina subsp. pyrenaica y Hieracium sp.

martes, 9 de septiembre de 2014

EL OLMO DE LA ERMITA DEL PUERTO. Plasencia (Cáceres).



Pertenezco a una generación que ha tenido la suerte, aunque creo que en realidad es una desgracia, de haber conocido y jugado entre el esplendoroso arbolado urbano de Plasencia de finales de los 70 y principio de los 80. Guardo en la memoria tres grandes hitos: los pinos revirados y chopos lombardos del entonces salvaje Parque de los Pinos, los fresnos del Parque de la Coronación, con el gigantesco ejemplar del Nido a la cabeza, que eran el último vestigio de un arroyo que bajaba por el Parque de los Pinos y Miralvalle hasta el río Jerte y, sobre todo, el monumental conjunto de olmos negros, el más importante de Extremadura.

De todo esto ya no queda prácticamente nada, la grafiosis y un paisajismo enfermizo e ignorante eliminó en pocos años lo que costó cientos levantar. Aunque tengo la sensación de que esto a pocos importa, hoy día a los placentinos sólo nos queda el solitario olmo de la Ermita de la Virgen del Puerto que, en su aislamiento, encontró salvación frente a la grafiosis (aunque si no recuerdo mal es un árbol afectado).

Reconozco que desde hace muchos años espero su muerte y confío tan poco en él que nunca lo he medido y esta es la primera vez que lo fotografío, pero ahí sigue él. Recuerdo que en los buenos tiempos este era un ejemplar que no merecía una mirada, era poco más que una sombra al borde del Camino Viejo. En esa zona el rey era el Nogal de la ermita y en la ciudad los olmos monumentales del Parque de la Rana, sobre todo los tres gigantescos que rodeaban el kiosco junto a la Torre Lucía, y los dos ejemplares que había entre la Fuente de la Rana y el kiosco del Mocho, el del Puente Nuevo y el de San Antón (que fue el último en desaparecer ya en el siglo actual).


Ahora este ejemplar se merece todo el respeto y la vigilancia que exige la grafiosis, sus compañeros tenían entre 150 y 200 años al morir y esa debe ser su edad, una buena edad para un Olmo, en el esplendor de la madurez y con otros tantos por delante.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

La Garganta de los Infiernos: un entretenimiento.

Macho de Lagartija carpetana gredense. El amo del lugar.

La Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos es un espacio protegido único en Extremadura, pese a contar con menos de 7.000 ha (menos de la mitad que algunas fincas particulares de Extremadura) y pese a debatirse entre el coto de caza y el parque temático.

En mi penúltima visita de este verano fui a ver las pocetas donde nace la Garganta La Serrá, es un sitio que me encanta, si te sientas tu campo visual se limita a las laderas del antiguo circo glaciar y la cima del Castifrío y de frente, al estar elevados como en un escenario, sólo veremos El Torreón. Lo mejor de la montaña extremeña en un solo vistazo.

Vista desde el Circo de La Serrá. Ese día, pese a estar en agosto, las nubes tapaban todo por debajo de 1800 m.

He subido muchas veces a esta zona y la bajada cada vez me cuesta más, se me hace aburrido el tramo llano de las Poveas, que es el más utilizado por el ganado y se nota. Esta vez, un poco por animarme y un poco por hacer un experimento, me dio por apuntar todo lo que viera al caminar durante mis primeros 400 pasos (la primera cifra que se me ocurrió y que equivale a unos 280 m con mi longitud de paso), os resumo lo que salió:

-  Endemismos gredenses de flora: Boca de Dragón de Gredos (Antirrhinum grosii), Clavel de Gredos(Dianthus gredensis), Gualdoncillo de Gredos (Reseda gredensis), Manzanilla de Gredos (Santolina oblongifolia), Armeria de roca (Armeria bigerrensis subsp bigerrensis), Sedo acampanado (Sedum campanulatum).
-  Endemismos ibéricos de flora muy localizados: Junquillo asturiano (Isoetes velatum subsp asturicense),Genciana de Bory (Gentiana boryi), Alfilerillos (Festuca gredensis).
-        Especies de flora muy localizadas en Extremadura: Vedegrambre (Veratrum album), Genciana de turbera (Gentiana pneumonanthe), Cardo azul (Eryngium bourgatii), Asplenium septentrionale, Belesa (Senecio pyrenaicus subsp. carpetanus), Campanilla de la Sierra de la Estrella (Campanula herminii), Flor de rocío (Drosera rotundifolia), Musgo sauce (Fontinalis antipyretica), Margarita serrana (Leucanthemopsis alpina), Helecho perejil (Cryptogramma crispa), Tormentila (Potentilla erecta), Gallaritos (Pedicularis sylvatica), Cañuela de arroyo (Festuca rivularis).
-      Hábitats de Interés Comunitario: 5, de los cuales 2 son prioritarios (cervunales y estanques temporales mediterráneos).
-        Mariposas diurnas: Erebia meolans (1 ind.) y Zygaena contaminei subsp. almanzorica (1 ind.), ambas limitadas en Extremadura a Gredos, de donde es exclusiva la segunda. Junto a ellas, dos habituales de los piornales: Lasiommata maera y Satyrus actaea.
-        Odonatos: Cordulegaster boltonii, Orthetrum coerulescens.
-        Anfibios: Sapo común (Bufo spinosus). 1 individuo. No levanté ni una piedra.
-        Reptiles: Lagartija carpetana (Iberolacerta cyreni subsp. castiliana). Endémica de Gredos. 15 individuos en tan sólo unos 80 m (ninguno juvenil). Lagartija ibérica (Podarcis hispanica).
-     Mamíferos: Musgaño de Cabrera (Neomys anomalus). 1 individuo y Cabra montés (Capra pyrenaica subsp. victoriae). 9 individuos.
-        Aves: Acentor común (Prunella modularis), Collalba gris (Oenanthe oenanthe), Roquero rojo (Monticola saxatilis), Bisbita alpino, (Anthus spinoletta), Escribano montesino (Emberiza cia), Escribano hortelano (Emberiza hortulana), Colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), Buitre leonado (Gyps fulvus).

No creo que sea fácil alcanzar este nivel en otra zona de Extremadura en menos de 300 m lineales y eso que no he incluido las plantas primaverales ya resecas, que añadirían 3 especies de narcisos, una de crocus y una de orquídea. Se abre la veda.

viernes, 15 de agosto de 2014

EL INCENDIO DE VALCORCHERO (Y SU ENTORNO).

Umbría de Valcorchero desde el camino viejo.

Sé que el energúmeno que lanzó la colilla por la ventanilla de su coche nunca leerá esto, probablemente no haya vuelto a leer nada desde que dejó los estudios. Hay muchas posibilidades de que ni siquiera sea de la zona y tan sólo circulara por la autovía en busca de la playa o a la vuelta de ella, por lo que nunca tendrá noticias de lo que ha hecho. Da igual, seguirá siendo un mal nacido, incluso en su ignorancia.


Si un pirómano hubiese elegido un lugar donde hacer daño no creo que hubiera tenido muchos lugares mejores, ni unas condiciones ambientales más favorables. La zona de Valcorchero-Sierra del Gordo es un lugar que nos permite ver el tránsito de la vegetación mediterránea típica de la Penillanura cacereña, con sus encinares y acebuchales, hasta los bosques de robles rebollos del supramediterráneo del Sistema Central, pasando por los alcornocales y los quejigares, sin olvidarnos de otras formaciones ligadas a condiciones microambientales favorables como los cornetales de cornicabra, los bosquetes colgados de almeces o los rodales de fresnos en vaguadas frescas. Todo ello acompañado de rodalillos de majuelo, piruétanos y abundantes aladiernos. Es un ejemplo de libro, como la típica catena dibujada en un libro de vegetación, tanto es así que hace años los estudiantes de la Universidad de Salamanca solían venir a esta zona a ver esta transición tan “académica”.


Este magnífico fresno con ramas apoyadas en el suelo es uno de mis árboles favoritos de esta zona. Este fue uno de los
límites del incendio, parece que alguíen pudo frenar el fuego aquí, en El Almendral, cerca de la Fuente del Cañito.


El incendio, que inexplicablemente ha pasado de la umbría (Autovía de La Plata) a la solana (Embalse del río Jerte) y ha quemado más de 300 ha, ha afectado justamente a la banda de transición de buena parte de esta vegetación, al punto donde los robles se mezclan con los quejigos y estos con los alcornoques, donde el cornetal era más denso y donde la dehesa de encina da paso al alcornocal de sierra. No lo he comprobado, pero es muy posible que los escasísimos rebollos de Valcorchero, que marcaban el límite inferior del rebollar se hayan visto afectados, al igual que los escasísimos madroños y durillos que sobrevivían enriscados en la cuerda.


Umbría de Valcorchero.

En esta zona de matices muy sutiles todo estaba donde debía estar (con permiso de las vacas que han abusado de esta zona tradicionalmente) y los efectos reales sólo se podrán ver con el paso de los años. El daño al arbolado adulto tardará años en verse en su totalidad pues muchos han quedado tocados internamente, los arbolillos jóvenes han muerto casi todos, algo preocupante pues era el regenerado el mayor problema de la zona. En cuanto al matorral no creo que fuera excesivo, salvo por algunos zarzales gigantes que daban refugio a la aves y a los arboles jóvenes.

Conozco individualmente a muchos árboles de esta zona, a este Quejigo en concreto desde que medía unos 2 m.


En mi corto paseo por la umbría aún humeante me animó un poco escuchar currucas cabecinegras en algunas zonas (en Navalonguilla pueden ser más serios los daños), espero que las labores tras el incendio sean acordes con la singularidad del paraje. Yo me limitaría a excluir de la zona al ganado durante unos años, controlando el pasto y que la Naturaleza intente recomponer de nuevo sus equilibrios.

sábado, 9 de agosto de 2014

Rhaponticum exaltatum (Leuzea rhaponticoides)



Siempre he pensado que los que tenemos el enorme privilegio de pasar el mes de agosto en Extremadura deberíamos hacer como el Topillo de Cabrera: cavar un buen hoyo y enterrarnos hasta el otoño. Pero uno, que a estas alturas del verano tiene ya la pellica bien renegría, no se va a echar atrás por 35 °C de nada (eso es casi para salir con una rebequina).

A poco más de 1000 m en la sierra de Guadalupe, en un lugar clásico por las herborizaciones de Caballero, se encuentra un pequeño matón de robles rebollos rodeado y acosado por los castañares fruteros. Allí sobrevive Rhaponticum exaltatum, exquisito y escaso endemismo ibérico, que en estas fechas reparte sus semillas.


Su futuro está ligado al de este pequeño bosquete, que ya se ha salvado en una ocasión de la transformación. Esperemos que al próximo intento, que seguro que lo habrá, tenga la misma suerte.

sábado, 2 de agosto de 2014

Dionysia afganica

Así es como suelo imaginar mi encuentro con Dionysia afganica.

Uno ya va teniendo edad suficiente como para ir descartando algunas cosas que no podrá hacer en la vida. No es algo que me preocupe, este juego es así. Sin embargo, esto no quita para que siga imaginando, imaginando…

Las Dionysia son la quinta esencia para los aficionados a las plantas de montaña, son preciosas (una mezcla de Primula y Androsace no puede ser fea), raras, viven en países de difícil acceso y son muy difíciles de cultivar. De todas ellas yo me quedo con Dionysia afganica, un bellísimo endemismo de Afganistán, que como todos sabemos es un lugar muy recomendable para unas vacaciones.

El 30 de junio de 1971 Chris Grey Wilson y T.F. Heller, dentro de una expedición de los Reales Jardines Británicos por Irán y Afganistán, se toparon con una bellísima planta en las paredes umbrosas de una garganta caliza a unos 1.500 m en Darrah Zang, provincia de Faryab, cerca de la frontera con Turkmenistán. No volvieron a encontrarla en otro lugar. En 1974 Grey Wilson la describió como Dionysia afganica.

Diez años después de su descubrimiento se volvió a localizar la especie y se debieron recoger algunas estaquillas, pues la planta que Eric Watson cultiva en Newcastle procede de aquel material. Hoy día todas las plantas cultivadas, que no son muchas, proceden de recortes de la planta de Watson. Hace años estuve a punto de comprarle semillas a un alemán que cultiva Dionysia y vende sus semillas, pero al conocer su origen híbrido, como el de casi todas las afganica, me eché para atrás.


Independientemente de las Dionysia Afganistán es famoso por sus lirios endémicos (y por la adormidera, claro) y es que su riqueza botánica deber ser impresionante, pues con lo poco que se ha estudiado las cifras son ya abrumadoras: más de 4.000 especies, de ellas más de 800 endémicas, incluyendo 9 géneros exclusivos de aquel país. Una pena de país. 

domingo, 27 de julio de 2014

Dorsirrojos & Cía.

Alcaudón dorsirrojo con la ceba en un Saúco, esperando que los zarceros le den pista.

Parece que la “invasión” va por buen camino y cada vez se ven más alcaudones dorsirrojos por la vertiente cacereña de las sierras de Béjar y Gredos. De seguir así las cosas muy pronto contactarán con los alcaudones comunes que alcanzan los prados de media montaña y será muy interesante ver cómo se lo toman estos. El alcaudón real ya convive con ambos y observará la jugada desde su privilegiada posición.

Aquí  zarcero desde el Serbal, pista libre.


El otro día me encontré con un alcaudón dorsirrojo macho con la ceba en el pico, posado en un saúco en el lindero de un prado de siega. Mientras lo observaba, una pareja de zarceros comunes salieron de un serbal de cazadores y chillando sin parar se acercaron a mí y comenzaron a moverse a mi alrededor sin parar de gritar. Como supuse que tendrían el nido en el serbal me alejé hasta que se calmaron los zarceros, que volvieron al serbal. Entonces, el macho de dorsirrojo voló al serbal y se introdujo en su copa hasta una horquilla baja donde se intuía su nido. La imagen me recordó a la asociación de currucas mirlonas con alcaudón común tan típica de nuestras dehesas.
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