SEGUIDORES

martes, 21 de agosto de 2012

El Alhelí del Sistema Central: Erysimum merxmuelleri


Erysimum merxmuelleri. Castañar Gallego, Hervás (Cáceres). 800 m.


Si alguien quiere disfrutar de un auténtico endemismo del Sistema Central lo tiene realmente fácil con esta especie de alhelí. En Extremadura no es complicado encontrarse con él en cualquiera de nuestros robledares y castañares del Sistema Central, aunque en el Ambroz y en el Valle del Jerte es especialmente abundante. Vale que es una crucífera y que tiene ese aire de familia que nos recuerda inmediatamente a esas hierbecillas que vemos por los bordes de los caminos e incluso dentro de las ciudades. Vale que, aunque habita en claros de bosques y laderas rocosas, la cabra tira al monte y a la que puede forma poblaciones muy densas en los bordes de las pistas forestales que cruzan los bosques donde vive. Todo esto es cierto, pero el hecho de ser abundante no debe ser un demérito y, además, si lo que buscamos es un pedidrí de relumbrón los alhelíes tienen endemismos en todas las montañas alpinas, mediterráneas y canarias capaces de saciar el paladar más exquisito (ya hemos hablado en este blog del bellísimo Alhelí del Teide para ver pincha aquí). A mí en particular me parece una de nuestras flores más atractivas, posee un buen tamaño, que sobrepasa con facilidad los 50 cm, y su color amarillo dorado es como un fogonazo dentro de la monotonía verdosa de los robledares y castañares con la hoja nueva.



Las especie se describió con ejemplares procedentes de la portuguesa Serra da Estrela y se encuentra muy vinculado al Erysimum nevadense de Sierra Nevada, del que llegó a considerarse una subespecie. Su área de distribución ocupa desde la citada sierra portuguesa hasta la Sierra de Gredos, apareciendo en zonas de media montaña entre los 700 y 1200 m.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿ESPÍRITU OLÍMPICO?


El mayor logro de los JJOO es haber convertido un acontecimiento deportivo en una mezcla de pura competición y ñoñería navideña. El espíritu olímpico, la camaradería, la deportividad, el esfuerzo, etc. Es como si las monjitas de la madre Teresa de Calcuta decidieran probar sus habilidades deportivas. Algo que en realidad sólo dura dos semanas cada cuatro años, pero que es tiempo suficiente para que una persona simple como yo se enganche a ellos como un bobo y disfrute con disciplinas deportivas cuya existencia apenas conocía (¿cómo explicar que soportara un partido de ping-pong entre dos chinos enloquecidos?). Ese es el gran triunfo de los JJOO.

Luego cada país organizador decide que sus juegos serán los mejores, porque en el fondo ellos saben hacer las cosas mejor que nadie. En concreto, estos pretendían ser los juegos más sostenibles.



Por eso estos JJOO me han deparado una desagradable sorpresa casi al final de la competición, algo que jamás me habría esperado de los ingleses, conocida la buena mano y buen gusto que este pueblo tiene para la jardinería (el famoso greenfingers que tanto admiro).

El caso es que estaba tranquilamente disfrutando de la prueba masculina de bici de montaña, un circuito con unos obstáculos artificiales de roca primorosos, magníficamente trabajados, buscando la naturalidad como sólo saben hacer ellos (aunque una gran roca estaba mal calzada y se movía ligeramente al pasar los ciclistas). Los ciclistas entran ahora en un tramo con árboles viejos, la pista se empina y llega una curva muy cerrada con gran desnivel, ¡qué bonito!, cómo lo solventarán los paisajistas ingleses…

Justo en el punto de mayor esfuerzo, donde la tracción de las ruedas con tacos es máxima, los organizadores han decidido que esas ruedas pasen por encima de las raíces de un viejo árbol muy cerca del cuello, esas mismas raíces superficiales que son las más importantes para su supervivencia. Me imagino los daños que las ruedas de unos 50 ciclistas en plena competición pueden hacer tras pasar 7 veces sobre esas raíces. Seguramente pasarán los JJOO, se desmontará el circuito y todo permanecerá en orden. Llegará el otoño y ese árbol tirará todas sus hojas. Pero no me extrañaría nada que la próxima primavera ese viejo árbol se muestre puntiseco en varios sectores de su copa. Como nadie ya recordará los JJOO más sostenibles, todo se achacará a la edad de ese árbol: “Vaya parece que el abuelete está empezando con los achaques”. Es el eterno problema de comunicación que tienen los árboles, no gritan y sus reacciones son lentas.

miércoles, 8 de agosto de 2012

LA CONSUELDA DEL ALMANZOR (Saxifraga pentadactylis subsp. almanzorii).

Saxifraga pentadactylis subsp almanzorii. Tornavacas, Cáceres. 2.390 m.


Una matita de Consuelda del Almanzor (Saxifraga pentadactylis subsp. almanzorii) crece en la pequeña torre de piedra del vértice geodésico del Torreón, convirtiéndose así en la planta vascular que crece a mayor altitud en Extremadura. Estoy convencido de que la Consuelda, o más exactamente sus descendientes, darían lo que fuera para que la pequeña torreta de bloques de granito fuera 100 metros más alta, para así poder escapar al cada vez más insoportable calor extremeño trepando por ella. Para su desgracia es imposible ascender más, y a sus pies ya hay unas matitas de Boca de dragón de Gredos (Antirrhinum grosii).

Saxifraga pentadactylis subsp. almanzorii
Solana de Ávila, Ávila. 2.200 m.

La Consuelda del Almanzor y la Boca de dragón de Gredos son dos bellos endemismos exclusivos de las sierras de Gredos y Béjar (que algunos consideran una parte de aquella). En Extremadura son plantas escasísimas y muy localizadas, dado lo escaso del hábitat disponible dentro de la región. Son las especies características de las fisuras de las paredes más o menos verticales de las zonas de cumbres de estas sierras. Este es un hábitat muy duro con fortísimos contrastes térmicos y elevada aridez, un hábitat para supervivientes especializados. No es de extrañar que este sea el tipo de hábitat más rico en endemismos dentro de las montañas. Aunque en Extremadura la Consuelda y la Boca de dragón coinciden prácticamente en todas sus localidades, en la cara norte de la sierra, fuera ya de sus límites, la Consuelda ocupa fisuras en zonas de cumbres a las que no llega la Boca de dragón. Parece que la saxífraga gusta de zonas más frescas. Si las consueldas castellanas tienen aún un pequeño margen para resistir el calentamiento, sus vecinas extremeñas parece que ya han llegado a su límite.

La Consuelda del Almanzor fue descubierta por el botánico Pablo Vargas en 1987 en la localidad de Hoyos del Espino (Ávila) a 1.950 m de altitud. Después de rebuscar durante años por las vertientes cacereñas de Gredos y Sierra de Béjar sólo he conseguido encontrarla por encima de los 2.200 m en los términos de Tornavacas y Losar de la Vera. En total algo más de 100 ejemplares que aparecen aislados o en grupos de hasta 30 individuos. No parece mucho, pero mientras estén allí mantendré la sensación de que Extremadura tiene realmente montaña.
Related Posts with Thumbnails