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sábado, 15 de enero de 2011

Macromia splendens (Splendid cruiser).


Macho adulto descansando en Las Hurdes, Cáceres (España).

Cuando una especie está tan amenazada que se encuentra al borde de su extinción no suele ser apropiado sacar conclusiones sobre sus requerimientos vitales. A no ser que los conociéramos de otras épocas en las que la especie no estaba tan amenazada, algo que se me antoja difícil en la inmensa mayoría de los casos.

Digo esto porque muchas veces convertimos a estas especies amenazadas en auténtica porcelana fina, muy delicada y exclusiva, de modo que parece que no queda más alternativa para ellas que la extinción, ya que son especies para las que ya no hay hueco en este Planeta. Cometemos con ello una gran injusticia.

Un buen ejemplo de esto es Macromia splendens, una de las libélulas más amenazadas de Europa, también una de las más bellas. Se trata del único representante europeo de un género tropical extendido por África y América. Con las glaciaciones cuaternarias las Macromia norteamericanas se replegaron a Centroamérica, las europeas simplemente desaparecieron. Bueno, no del todo, en realidad unas pocas quedaron en zonas muy reducidas del sur de Francia y la Península Ibérica.

Cópula natural de Macromia splendens, un momento casi irrepetible. Sierra de Gata, Cáceres (España).

Del estudio, relativamente reciente, en Francia de esas escasas poblaciones se extrajo un retrato de la especie muy atractivo y casi romántico, una joya del Terciario con unos requerimientos de hábitats muy concretos, tanto era así que en Francia no existían otros ríos iguales donde pudieran vivir las Macromia. Parecía como si las glaciaciones del Cuaternario hubieran acabado la semana pasada, miles de años de actividad humana no habían ejercido influencia sobre la actual distribución de la especie.

Pero claro, de tanto estudiar una cosa terminas por aprender algo. Aparecieron nuevas poblaciones que a duras penas sostenían el retrato previo. La especie también se comenzó a estudiar en España y aparecieron nuevas localidades, muchas de las cuales tampoco se correspondían con el modelo de refugio durante las glaciaciones. En Galicia, la zona más densamente poblada, sus inicialmente escasas poblaciones en tramos de río magníficamente conservados con grandes bosques de ribera dieron paso a poblaciones mucho más numerosas en pequeños embalses de cabecera sin rastro de vegetación ribereña. En Extremadura ocurría lo mismo, las citas históricas se correspondían con el modelo de la reliquia, pero las citas recientes mostraban poblaciones numerosas en embalses de cabecera rodeados de pinares de repoblación y dentro de los tramos de río sentían una inoportuna predilección por los represamientos de las piscinas naturales menos concurridas y azudes.

Zona de caza y apareamiento de Macromia splendens.

La cosa estaba clara, durante años se buscó a la Macromia en hábitats muy amenazados y escasos y no se consideró la influencia humana en su distribución actual. Mientras esto ocurría, Macromia splendens se había buscado la vida y encontró que determinados embalses pequeños con aguas templadas y poco contaminadas le venían bastante bien para sacar adelante a sus larvas, aunque tuviesen que renunciar a sus posaderos en árbol. A la hora de cazar tampoco encontraron mayores inconvenientes al cambiar los robledares por brezales y plantaciones de pinos.

Algo tenía que tener esta pequeña criatura de origen tropical para haber sobrevivido durante milenios a un gélido clima glaciar y haber hecho lo mismo durante otros largos milenios en una de las zonas más intensamente pobladas por los humanos. Corren el riesgo ahora los ríos con Macromia splendens de que se considere que los embalses de cabecera son esenciales para la supervivencia de la especie o que se plantee la restauración de las barreras que retienen el agua. Que viendo cómo funciona nuestro cerebro bien pudiera ser.

1 comentario:

  1. Siempre ese aire desencantado que, por supuesto, no te voy a reprochar. Entre otras cosas porque puede que yo tenga algún año más que tú, así que si es por desencanto acumulado... No obstante dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Lo mismo nuestra especie aún tiene alguna posibilidad de recobrar el buen juicio.
    Saludos

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